lunes, 10 de mayo de 2010

EL ADECUADO RITMO DE LA REVOLUCIÓN VENEZOLANA

Reflexión basada en un diálogo tuitero con la maravillosa compatriota @Xoraky (recomiendo le sigan), así, le agradezco su conversación que permitió estas líneas. Por supuesto lo expresado aquí es de mi exclusiva responsabilidad. Además, más que un artículo, son ideas sueltas. La conversación se origina por un tuit en el que menciono que el ritmo de la revolución posiblemente no es el adecuado, está demasiado acelerado.

El ritmo actual y el ritmo deseado de la revolución.

Nuestra revolución como casi todas, parte de la nada –no lo digo intelectual sino materialmente, materia revolucionaria creada- por tanto construimos a partir de cero, lo hemos estado haciendo, su punto de origen es el presidente Chávez, de allí, hasta ahora, han partido o confluyen todas las ideas -que rebotan como balón de baloncesto, pasan de la fuente a Chávez y luego a todos- que han servido de marco para nuestro proceso, ese «marco de referencia» no está mal y en la siguiente década, espero, debe seguir siendo así. Sin embargo, este mecanismo, como todo lo generado de la nada, tiene su problema, en muchas ocasiones esas ideas no tienen todo el respaldo necesario de planificación y -menos aún- los mecanismos de seguimiento que permitan que esas ideas caminen el sendero que es indispensable recorrer. Esto crea la «entropía revolucionaria» que aumenta en la medida en que la idea se va alejando de su origen (el presidente). Así esta entropía produce cierto (bastante, Je Je) caos que en ausencia de los mecanismos antes mencionados termina, por la fuerza de roce de la cultura existente, desgastando la idea y provocando un boomerang negativo, en la medida que ésta no produce el resultado positivo mínimo. En realidad ese no es problema, pues, a mi entender, existe un porcentaje de población suficientemente «curado» como para soportar dicho roce y seguir adelante. Pero no es lo ideal, pues estaríamos gastando más recurso con menor resultado.

Así tal vez, solo tal vez, en mi opinión, si le bajáramos la velocidad a la creación de ideas, que no es nuestro problema pues creadores de ideas nos sobran, y en esa misma proporción aumentáramos los recursos en la planificación y mecanismos de seguimiento de las que ya tenemos tendríamos mejores resultados, por tanto una mejor retroalimentación hacia y desde todos, con efectos más positivos. Por eso digo que tal vez el ritmo debería ser más lento.

Entre otras cosas negativas que produce ese «roce» o desorden, está el hecho de permitir que se escondan cómodamente los que sabotean y perjudican el proceso.

Por acelerar más no vamos a terminar antes, si podemos hablar de terminar, pues resultados más o menos deseables no se bajan de 20 años, así por qué no asegurar que lo que construyamos sea lo mejor, sin hablar de la parte de educación de las futuras generaciones que es en verdad lo que dirá si la revolución se consolida o no. Nosotros simplemente estamos abonando el camino para los que van a profundizar el asunto.

Y es que de verdad nuestro problema es el seguimiento de lo que hacemos, somos unos maletas para el seguimiento, «eunucos en seguimiento». Me parece que fue Jorge Rodríguez quien dijo que tenemos 100 puntos en creación pero cero en seguimiento.

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