Cuentos breves para disociados
Paaaan con esa harina
La junta en pleno esperaba el
informe de H. Capriles, el gerente general de producción, por eso cuando entró
todas las miradas le siguieron, hipnotizadas.
El avezado ingeniero, 30 años en
la empresa, no pudo más que sorprenderse al alzar la vista y constatar la
intensidad con que los diversos ojos lo convertían en foco de atención.
«¡Qué! ¿Esperaban algo diferente
hoy?» ―dijo, consolador y con una mueca de semisonrisa.
«No les daré tiempo para crear
falsas expectativas, nada ha cambiado, el informe de hoy es el mismo de los
últimos dos meses, no tenemos maíz para la harina en ningún silo y no llegará
tampoco… ―hizo la pausa necesaria para reafirmar el pronóstico― hasta más o
menos el próximo mes, ¡Continuará la escasez de harina!».
Todos sin excepción bajaron la
cabeza al unísono, buscaban alguna respuesta interior.
La voz del Director en Jefe,
economista J. Borges, se escuchó casi sin querer preguntar: «Ahora ¿Qué vamos a
hacer, Noriega?».
El aludido, R. Noriega, Gerente
de Mercadeo, levantó lentamente la cabeza y dijo con firmeza: «Seguiremos la
campaña publicitaria de la harina, es más, tenemos que reforzarla; aumentaremos
la pauta de propagandas, hasta donde los medios de comunicación nos lo
permitan, ante esta escasez tenemos que seguir respondiendo con nuestra acción
altruista y comunitaria, que lo sepa el país» ―sentenció.
«Eso me parece muy bi..» comenzó
a respaldar J. Borges.
Pero en ese momento aparece de la
nada una viejita de unos 80 años, marcadamente mestiza, es decir una venezolana
promedio, que con agilidad impresionante, casi de un salto, se sube a la mesa
de reuniones, una réplica de la del Salón de los Espejos.
Todos asustados con la boca
abierta y ojos desorbitados la miran con la misma atención que antes le
prestaban a Capriles.
«¡Mi!» ―comenzó diciendo la
viejita, acompañando el sonido con el consabido gesto asociado de dedo y ojo, y,
mirando al observador, continuó― «ahora, estos nos van a hacer creer que ese
bojotononón de propagandas que tienen para su harina en todos los medios de
comunicación, en novelas, juegos de béisbol y fútbol, concursos, entretenimiento,
etc., etc., se debe a que ¡HAY ESCASEZ Y NO TIENEN QUÉ VENDER, nos creen
pendejos!»
Mientras la directiva en pleno se
paraba y echaba a correr hacia la salida la viejita concretó: «¡Basta de mentir!, nunca en su vida comercial han vendido tanta harina como ahora».
Mientras se veía la puerta
abierta y desolada, se volvió a escuchar el eco: «¡Basta de mentir!».
Flavio Granados F.
Imágenes cotidianas de «escasez» de harina Pan en diciembre:
** Automercados Plaza, El Cafetal **
** Supermercado Bicentenario, Plaza Venezuela **
** Supermercado Central Madeirense, Plaza Las Américas **